Capítulo 15

- Si alguno dice o intenta algo, le vuelo la cabeza de un tiro, ¿entendido?

La gente estaba realmente asustada y todos permanecían callados, sin mover un sólo músculo. Es lo que tiene que secuestren tu avión.

- ¡He dicho que si...!

Pero el hombre desapareció sin que le diera tiempo a terminar la frase. Y apareció en una instalación secreta del gobierno estadounidense.

- Todo suyo, caballeros-dijo Karen-.

Allí mismo, varios agentes efectuaban la detención de unos de los criminales más peligrosos del país, que no tuvo ni siquiera tiempo de defenderse.

- ¿El siguiente?-preguntó-.

Karen Evans es una joven canadiense de veintidós años nacida en un remoto pueblo cercano a Vancouver, un chica cuya increíble habilidad es el teletransporte. Entre ella y Jill, que puede localizar a una persona tan solo con su nombre y una foto, hacen un equipo espectacular. En cuestión de meses, ellas dos solitas estaban a punto de acabar con la lista de los más buscados.

El pasado 22 de diciembre, al día siguiente de estrellarme en pleno Central Park y salvar el mundo delante de millones de personas, la gente quería saber qué era lo que había pasado, y sobre todo... quién era yo. Era famoso en el mundo entero, e incluso empezaron a fundar clubes de fans y batí el récord de seguidores en twitter por mucho: superé los doscientos millones. Por no hablar de los libros que se están escribiendo, y la película que se está pensando hacer.

Insistí infinidad de veces en que jamás habría logrado nada de aquello sin la ayuda de mis amigos, pero al parecer la gente prefiere tener un sólo héroe a varios.

En los siguientes días, Rachel y yo pensamos en hacer una página web para encontrar a todo aquel que fuera como nosotros en el mundo y ayudarlos a entenderse a sí mismos. Y ya de paso, formar una especie de "gran ejército del bien". Sólo cinco meses después hemos encontrado a más de seis mil, procedentes de todos los rincones del mundo, y muchos de los cuales se han ofrecido voluntarios para este "gran ejército".

Su objetivo: acabar con las injusticias del mundo. Lograr que ciertos mandatarios entendieran (obviamente de forma pacífica) que la democracia es una forma mucho más rentable de gobierno,que los millonarios donasen gran parte de sus fortunas a proyectos solidarios y reducir el índice de criminalidad a nivel mundial hasta un mínimo histórico. Y eso por no hablar de infinidad de proyectos a favor del medio ambiente cuyos resultados son ya claramente apreciables. Si ya había cola en los juicios antes de esto, imaginad ahora.

Y es que sin duda el hombre contra el que luché por salvar el mundo se equivocaba: la gente ahora, incluso aquellos que no tienen poderes, es mucho más altruista. No es que hayamos alcanzado una utopía, claro... Pero no estamos tan lejos de ella.

- Karen-dijo Jill-. Apresemos a uno o dos más y luego tomémonos un descanso, la graduación de Rachel y Ryan está a punto de empezar.

La chica afirmó con la cabeza. Unos pocos narcotraficantes y terroristas más y podrían parar a almorzar.

De vuelta en Nueva York, en la zona de Central Park de Strawberry Fields miles de personas esperaban el comienzo de nuestra graduación. Rachel y yo estábamos en una carpa detrás de la tarima donde en sólo unos minutos nos entregarían los diplomas. Ambos llevábamos una toga de color rojo, con gorro y todo.

- Cariño-me dijo-. Escucha, sé que quedamos en que cantara "We are the champions", pero es que hay mucha gente y...
- Oh, vamos, Rech. Si Queen es uno de tus grupos favoritos, y nos han dado permiso para cantar la canción.
- Lo sé, Ry, es sólo... que no creo que sea tan buena.
- Escucha, Rachel.Tienes la voz más bonita que he oído nunca, y no lo digo sólo porque esté perdidamente enamorado de ti.
- Ya, seguro que no-dijo sonriendo-.

Y me besó. Estuvimos unos pocos segundos perdidos en aquel beso, hasta que cierta conocida nos interrumpió.

- ¿Se admiten acosadoras de última hora?

Ambos nos separamos. Tanto Rachel como yo reconocimos la voz al instante.

- ¡Lea!-grité-. Has llegado a tiempo. Menos mal.
- No me iba a perder la graduación de mis dos vecinos favoritos. ¿Qué tal os va?
- Muy bien, de hecho estábamos hablando de la canción... ¿Por cierto, has recibido mi mensaje?
- ¡Claro! "We are the champions" me parece una excelente opción. Me muero de ganas por oíros cantar a los dos. Por lo que sé, Rachel-dijo dirigiéndose a ella-, has estado mejorando mucho últimamente.
- Eso dice Ryan, aunque no estoy segura...
- Pues estate, porque cierto director de cierta serie musical os ha visto cantar en ese canal vuestro de youtube y quiere volver a veros... posiblemente, interpretando a algún personaje.

Rachel y yo pusimos los ojos en blanco.

- ¿En serio?-pregunté-.
- En serio-dijo una rubia también relacionada con la serie-.
- ¡Dianna!-gritamos Rachel y yo-. ¡También has venido!

Nos abrazamos, y entonces Nadia entró en la carpa.

- Chicos, la gente esta empezando a desmadrarse un poco, tal vez sería buena idea que...

Se quedó de piedra al ver a nuestras dos invitadas. Éstas se adelantaron.

- Vaya-dijo-. No me puedo creer que os esté conociendo, ¡siempre he sido una gran fan de vuestra serie! Así que realmente conocéis  a Ryan.
- Vaya que si lo conozco-le sacaba más de una cabeza de altura a Lea, pero aún así me agarró de una oreja-. He ayudado a criar a este renacuajo. Bueno, junto a esta otra renacuaja-hizo lo mismo con Rachel-. Recuerdo como si fuera ayer los días en que me quedaba a cuidaros e incluso os bañaba en la misma bañera...
- Lea-le susurré al oído, interrumpiéndole-. ¿Recuerdas lo que te dije acerca de ciertas cosillas que prefería que no contases en público?
- Sí, ¿por qué?-me preguntó, toda inocente-.
- Porque esta es una de ellas.

Se disculpó avergonzada. Lea había sido nuestra canguro desde que éramos muy pequeños, y conocía nuestros trapos sucios mejor que nadie. Razón por la que a veces se le escapaba alguno.

- Incluso después de dos años, todavía no me puedo creer que seáis pareja, estáis tan monos, uno al lado del otro... Desde el momento en que os oí decir vuestra primera palabra, sabía que acabaríais juntos.

Rachel y yo sonreímos, y nos cogimos de la mano.

- Por cierto, Lea-le dije-. ¿Ya que estás, podrías saludar a mi primo Héctor? Está justo en la otra salida de la carpa, y es un gran fan tuyo.
- Claro.


La situación social de Héctor en los últimos meses había mejorado mucho,pero aún estaba enfadado por no haberle llevado conmigo cuando Obama me llamó para obsequiarme con una medalla. Aunque conociendo a Héctor, tal vez hubiera sido buena idea decirle a Lea que se llevase consigo un desfibrilador, por si acaso.

- Yo te acompaño-dijo Dianna-. Nos vemos, chicos.

Decididamente, debería haberle comentado lo del desfibrilador. Aunque aquello no me preocupaba tanto como mi discurso. Animaba a Rachel a cantar, pero en realidad yo estaba tan asustado como ella. Y es que pronunciar un discurso en directo para el mundo entero tiene su complicación. De pronto empezó a sonar una de esas típicas músicas clásicas para graduaciones, y el director de nuestro instituto empezó a hablar.

- Hoy, es un gran día para todos nosotros. La clase de 2013, después de años de duro esfuerzo, se gradúa al fin...

Y bla, bla, bla. Me había entrado el pánico y no escuchaba lo que decía. Aunque yo no me había dado cuenta, empezó a decir el nombre de los alumnos de nuestra promoción, y uno a uno fueron subiendo a la tarima.

- Rachel Hart.

Me abrazó, me dio un beso y marchó con los demás alumnos a recibir su diploma.

- Ryan Chase.

Se oyeron gritos y aplausos por todo el parque, y entonces me aproximé andando despacio, hasta la tarima donde en unos minutos nos graduaríamos todos oficialmente. Cuando llegué, los flashes de miles de cámaras me cegaron y reparé en docenas de pancartas con mi nombre. Me acerqué a nuestro director y le di la mano, y con la otra recibí el diploma.

- Como...protagonista de los recientes acontecimientos-siguió el director-, tengo entendido que este valiente e inteligente chico tiene algún que otro discurso preparado. Cuando quieras, Ryan-dijo, dándome permiso para comenzar-.

En aquel momento, averigüé cómo debían de sentirse las "grandes personalidades": políticos, artistas... Miles de personas, millones si contábamos las que me estarían escuchando por radio y viendo por televisión, aguardaban el comienzo de mi discurso.

"Como una gran heroína, cazavampiros en su tiempo libre, dijo una vez: lo que pasa con cambiar el mundo...es que cuando lo haces, el mundo es diferente".

"Hace poco más de cinco meses, tenía una vida perfecta: estaba en mi último curso de instituto, mi familia era genial y tenía la mejor novia del mundo".

- ¡¡¡Te queremos, Ryan!!!
- ¡¡¡Ven aquí, tío bueno!!!
- ¡¡¡Ahhhhhh, llámame!!!

Tras sucesivos gritos, principalmente alabando mi físico continué con el discurso.

"Pero un día desperté y me di cuenta de que tenía ciertas habilidades que más bien se salían de la normalidad. Podía volar, atravesar paredes, correr a una velocidad de vértigo...".

- ¡¡¡Hazme tuya, Ryan!!!
- ¡¡¡En serio, llámame, por favor!!!

"Como era de esperar,tuve varios problemas gracias a ellas. Al principio, tenía la sensación de que no era capaz de controlarlas y de que me atraían hacia situaciones cada vez más peligrosas... Hasta que la gente que conocía y quería empezó a sufrir de verdad. Fue entonces cuando pensé que la única forma de arreglar las cosas era abandonarlos a todos ellos. No podía estar más equivocado".

"Como la mayoría de vosotros recordaréis, el pasado 21 de diciembre la ciudad de Nueva York se convirtió en unos pocos minutos en el foco del mundo cuando unas nubes surgieron en el cielo y cubrieron todo nuestro planeta. Todos, incluido yo, pensamos que era el fin. Pero no lo fue".

"Con ayuda de mis amigos logramos una segunda oportunidad para la humanidad: la oportunidad de ser mejores y comportarnos mejor con el mundo en que vivimos, y con sus habitantes".

- ¡¡¡Bien dicho!!!
- ¡¡¡Tienes razón!!!
- ¡¡¡Por favor, no es difícil de marcar!!!

"Ahora estamos más cerca que nunca en la historia de nuestra especie de alcanzar la paz absoluta, tan cerca que en unos pocos años tragedias como el hambre, las guerras y la pobreza serán cosa del pasado".

- ¡¡¡Dios, pero qué bueno que estás!!!

"Sin embargo, seguimos teniendo un gran problema. Y es que muchos de vosotros... Me idolatráis. Me admiráis por algo que no he hecho sólo, sino con la ayuda de mis amigos... y de todos vosotros. Sobre todo vosotros, sois quienes habéis hecho posible que estemos a punto de alcanzar un mundo con el que muchos han soñado a lo largo de los siglos. Vuestra esperanza, ayuda y dedicación para acabar con las grandes injusticias de este mundo son las verdaderas causas por las que estamos hoy aquí iniciando juntos una nueva era en nuestra historia. Una era en la que toda la gente pueda, al fin, compartir el mundo".

"Como probablemente habréis deducido ya, no es casualidad que hayamos decidido celebrar la graduación en esta parte de Central Park, Strawberry Fields. Hubo un hombre no hace mucho tiempo que compuso una canción clamando por un mundo sin violencia, un mundo en el que todos vivamos en paz y armonía. Muchos pensarían que era un iluso, un ingenuo, que nuestra misma naturaleza nos impediría alcanzar una situación así.
Pero  unos pocos años después aquí estamos. a solo unos pasos de un mundo tal y como él lo imaginó. Y es de esta palabra de donde nació la canción. Con todos vosotros... Imagine".

Un gran aplauso recorrió todo el parque. Con un simple gesto, indiqué al pianista de la orquesta que podía empezar. La más que conocida melodía de una de las mejores canciones jamás compuestas comenzó a sonar, y entonces empecé a cantar.


"Imagine there's no heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky"


La gente levantó sus brazos y los movió como en una canción lenta de un concierto. Los nervios que al principio tenía apenas duraron unos segundos. Tenía una increíble confianza en mí mismo, y cantaba la canción ante un público de miles de personas. Con la última estrofa, y gracias a multitud de redes sociales, la gente se había puesto de acuerdo para lanzar globos al aire al mismo tiempo.


"You may say
I'm a dreamer, but I'm not he only one
I hope some day you'll join us
And the world will  be as one"

Y entonces los soltaron. Docenas de miles de globos se elevaron hacia el cielo azul en honor a John Lennon, e iniciando de manera oficial una nueva etapa. Como era de esperar, los aplausos y los vítores volvieron a la acción.

- Antes de dar comienzo a la fiesta de graduación, me gustaría dejaros con una segunda canción que será interpretada por la chica más maravillosa que he conocido jamás. Os dejo con la increíble voz de Rachel Hart.


Más aplausos. Me giré, pero Rachel no estaba allí. Corrí de vuelta hacia la carpa y me encontré con Lea, que estaba hablando con ella.


- ¡Rachel!-dije-. Lea, ¿qué ha pasado?
- Dice que no puede hacerlo-me respondió-. He intentado  convencerla, pero...
- No te preocupes, déjame a mí. Rachel-dije, dirigiéndome a ella-. Eres una egoísta.
- ¿Qué?-me preguntó-. ¿Por qué me dices eso?
- Porque tienes un don, una voz tan encantadora que sería egoísta guardártela para ti sola.
- Ry, yo... No puedo, lo siento. Hay miles, si no millones de personas. Si hago el ridículo jamás podré superarlo.
- Rachel Hart-le dije-. Mírame a los ojos-lo hizo. Y vaya con sus ojos-. Como cierta persona me dijo hace unos meses: Eres la chica más maravillosa que he conocido jamás. Vales mucho, y aquel que no lo vea... simplemente no merece tu tiempo.
- Y me basta con que lo veas tú-me dijo, sonriendo-.


Un beso de los breves y ya estaba de vuelta en la graduación.


- Hola a todos-oí-. Me llamo Rachel Hart, y voy a cantar... "We are the champions", de "Queen". Espero que os guste.


Me situé junto a mis compañeros de promoción y le sonreí una última vez antes de que empezara a cantar. Y la verdad es que lo hizo genial. Más que genial, estuvo fantástica. Todo el mundo se movía y bailaba mientras Rachel cogía cada vez más confianza. Lea y Dianna le ayudaron con los coros, aunque casi todo lo hizo ella.


"We are the champions
we are the champions
No time for losers
cause we are the champions
of the world..."

Cuando terminó, Rachel recibió una ovación como nunca la había visto. La gente aplaudía a rabiar y la vitoreaba. Estaba tan contenta que no pudo articular más que un par de "gracias" muy disimulados. Luego me llamó, ambos nos inclinamos ante el público y la ceremonia concluyó. Me acerqué a Rachel y nos besamos, sintiéndonos lo más felices que habíamos estado nunca.

- ¡¡¡¡VIVA LA CLASE DEL 2013!!!!-gritamos, al tiempo que todos nuestros compañeros lanzaban sus gorros hacia arriba-.

Todo había acabado. Oficialmente, éramos graduados. Y entonces vino la fiesta post-graduación.

- Y esa es la razón por la que Ted debía quedarse con ella, ¿comprendes?

Héctor me estaba hablando a mí, aunque yo no lo sabía.

- ¿Ryan? Ryan, tío, ¿me estás escuchando?

No, no lo estaba. Lo que hacía era mirar a mi alrededor, observar el mundo que habíamos conseguido.

- ¡Ey, tío!-dijo Zack, mientras me daba un abrazo-. Habéis estado genial.
- Tú y Rachel-dijo Dave-. Ha sido...¡una pasada!
- Tengo que decir-dijo Jill- que he visto muchos discursos en mis ciento sesenta y ocho años de vida, pero el tuyo ha sido de los mejores. Te doy la enhorabuena.
- Sí, la verdad es que te ha salido genial-dijo Cody-. Y por cierto, esa rubia y esa morena que habían en el escenario a vuestro lado... Me suenan mucho.
- Sí, probablemente-intervino Nadia, riendo-. ¿Y qué, Ryan?-me dijo-. ¿Qué piensas hacer con el mundo después de haberlo salvado?

Miré a mi alrededor de nuevo. Nunca lo había pensado de esa manera, aunque en cierto modo la respuesta era sencilla.

- Seguir salvándolo, día a día. Asegurarnos de que lo que hemos creado... dure para siempre.
- Me parece un buen plan-dijo Alice, que llegaba en ese momento-.Aunque resultará algo más complicado para aquellos que no tenemos la habilidad de pasar por alto las leyes de la física.
- Pero haremos lo que podamos-intervino Héctor-. ¿Verdad, Ali?
- Verdad, cariño.

Y dicho esto Alice se acercó a Héctor para besarlo. Así que aquello era lo que veían los demás cuando Rachel y yo estábamos todo el tiempo besándonos y soltando cursiladas. Las vueltas que da la vida...

Al poco tiempo, Dianna y Lea llegaron para despedirse y decirme algo de parte de Rachel. Quería que nos reuniéramos justo en la pequeña colina donde nos dimos nuestro primer beso. En el camino, tuve que parar varias veces a hacerme fotos con algunos de mis "fans".

Todo el mundo parecía pasárselo en grande, era la fiesta del siglo y nadie quería que terminara. Cuando llegué a la zona, me extrañé al no ver a Rachel y supuse que sería una especie de venganza por todas las veces que la había hecho esperar. No podía estar más equivocado.

- ¿Ryan?

Desde detrás de un árbol vi aparecer la belleza personificada. Rachel, con el vestido que habíamos comprado meses atrás para el baile de invierno del instituto.

- Creo que todavía tenemos algo pendiente, ¿no?
- Rachel, yo...

Me había quedado sin palabras.

- Qué, ¿acaso pensabas que eras el único con derecho a preparar una sorpresa romántica?
- No, claro que no. Es sólo que... No tengo traje.
- Bueno, tal vez puedas ponerte uno que me he encontrado por ahí...-dijo, sonriendo-.

De detrás de aquel árbol, Rachel sacó un traje. Mi traje. No salía de mi asombro, y ella pareció notarlo.

- Una chica ha de estar preparada para cualquier cosa, ¿no?

Cogí el traje y fui a besarla, pero ella se apartó.

- No tan rápido, Romeo. Ponte el traje para que podamos seguir con la sorpresa.
- ¿Seguir con la sorpresa?-pregunté, ansioso por averiguar lo que sucedería a continuación-.
- Tú póntelo.

Cuando terminé, volví a dirigirme a Rachel.

- ¿Qué tal est...?

Pero mis palabras se vieron interrumpidas por alguna clase de música.

- ¿Eso son...-pregunté-...coros?
- Sí, lo son-dijo Rachel, con una sonrisa de oreja a oreja-.
- Rachel...-dije, con la voz entrecortada debido a la emoción-. Te quiero tanto que...
- Shh...-dijo Rachel, apoyando un dedo en mis labios-. Ryan, ¿me concedes este baile?
- Desde luego que sí.

Ambos comenzamos a bailar lentamente con aquella canción, "Take my breath away". Pegados el uno al otro, nos movíamos al ritmo de la letra.

- Rachel...
- ¿Sí?
- La idea del coro... me suena de algo.
- Cállate...

Seguimos bailando. A sólo unos metros de nosotros los integrantes del coro que Rachel había traído (algunos de ellos estudiantes de nuestro instituto) cantaban la canción en perfecta armonía. Miré a Rachel a los ojos. Una tierna sonrisa se dibujó de nuevo en su rostro... y la emoción pudo a la razón.

Obviamente, Rachel fue la primera en darse cuenta en el momento en que sus pies dejaron de tocar el suelo. Estábamos a sólo unos veinticinco centímetros sobre él. Meses atrás,si la gente nos hubiera visto hacer aquello probablemente habría alucinado. Pero el mundo entonces era muy distinto al de antaño.

- ¿Te gustaría terminar el baile... a unos mil metros sobre el suelo?
- Estaba deseando que me lo pidieras-susurró-.
- Está bien. Entonces sujétate bien a este cuerpazo.
- Hecho-dijo riendo-.

Se agarró a mí, y yo a ella. Esquivando las ramas de los árboles cercanos y otros obstáculos, nos fuimos elevando poco a poco por encima del parque y de la multitud. La mayoría paró de hacer lo que estaba haciendo para observarnos.

- Caray-dijo Rachel-. Esto de ser la pareja del siglo no nos deja mucha intimidad, ¿no?
- No, no lo creo-dije-.

Mientras hablábamos seguíamos ascendiendo, y los hicimos hasta que alcanzamos casi el doble de la altura del Empire State.

- Relájate, Rachel. Ni que estuviéramos haciendo nada fuera de lo normal.

Oíamos el fuerte viento a nuestro alrededor, y la temperatura era bastante inferior a la de abajo. Pero las vistas...

- ¡Mira, Ry!-gritó-.

Me giré, y pude contemplar los últimos rayos de sol iluminando a duras penas la isla de Manhattan. Era la puesta de sol más bonita que había visto nunca.

- Pero... Sabes, ¿Rachel?
- No te lo tomes a mal, cariño, pero como vuelvas a decir que la puesta de sol es "preciosa, pero no tanto como tú", tendremos un serio problema.

Bajo nuestros pies, los rascacielos de la ciudad empezaban a iluminarse.

- ¿Ey!-gritó-. ¿Qué haces?-dijo cuando fui a tumbarla-.
- Todavía teníamos que inclinarnos ante el público.
- Pues haberme avisado, pensaba que me ibas a tirar o algo, como hiciste con Héctor.


Será chivato...La volví  a colocar en la posición inicial, los dos de pie frente a frente. Ella me miró y ambos sonreíamos.


- Ya está, ahora sí que hemos terminado el baile-dije-.
- Y creo-dijo ella- que ambos sabemos la parte que viene cuando el baile ha terminado.
- Creo que sí-dije, acercando mi cara a la suya-. Rachel Hart...
- Ryan Chase... -dijo ella mientras acercaba la suya a la mía-.


Y justo en el último instante antes de que nuestros labios se rozaran ambos dijimos al unísono:


-Te quiero.

Nuestras bocas se fundieron en un largo y apasionado beso al tiempo que la Luna hacía su aparición, y con ella las estrellas.

Seamos sinceros, no se me ocurre una forma guay de terminar esto, una frase de esas tan chulas con las que suelen acabar las grandes historias. Así que me limitaré a decir que espero que os haya gustado la mía y contaros un par más que tengo bajo la manga. Ah, y como dije al principio, ni se os ocurra intentar nada de lo que yo hice si no estáis al 100% seguros de que podréis sobrevivir a ello. O al menos en un 85%.

Y ya que estáis, ¿podríais seguir el twitter de Héctor? Es un tío muy majo y le hará mucha ilusión.


En fin, viendo lo largo que me está quedando esto lo mejor será que acabe ya. Hasta la próxima,


Ryan Chase.

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